domingo, 28 de abril de 2013

Ya agote las mil maneras de olvidarte, 
así le dije a mi última copa de vino, 
que más que bien es la única que al final sabe cuanto te extraño.

Intenté ser fuerte, 

tan fuerte como tú, 
pero lo siento, 
mi debilidad es la fuerte en todo esto, 
no yo.

Orión sigue en el mismo lugar, 

como todos nuestros recuerdos en mi vida,
alguien se ha encargado de mantenerlos ahí 
y creo que ese alguien lleva mi nombre. 

Mi caja de cigarrillos está vacía, 
es un ejemplo gráfico de como me siento ahora. 
En este tren perdí la respiración un minuto mientras te llamaba,
pero la contestadora me recordó que era inútil.

Mi sueño prolongado, 

mis ganas de verte intensas, 
mi orgullo a veces en alto, 
tú tan lejos y yo intentando traerte, 
el libro a medias, 
mi cabello sin peinar, 
mis ojos algo rojos, 
y esa canción, 
esa puta canción que no dejo de repetir una y otra vez hasta que rompo a llorar.

... Pero de algo estoy segura,

te olvidaré, 
poco a poco, 
muy poco, 
ya no estoy segura, 
no, esta vez ya no,
y la verdad no quiero estarlo.

Respiro.

viernes, 12 de abril de 2013

Dejaste unos tantos demonios aquí,
un beso en mis manos,
una mirada en el cielo, 
un abrazo infinito, 
unas ganas incontrolables
pero sobre todo, 
me dejaste a mí.
Al mejor y peor demonio que tenías, 
dejaste las caricias nocturnas, 
las risas que carecían de sentido, 
el tema de conversación que a veces sobraba, 
el café sólo para vernos 5 minutos, 
el chocolate para endulzarte las tardes.

Dejaste el sueño a media vida, 
quizás lo dopaste de ilusiones y lo olvidaste, 
pero lo recordarás, 
sé que sí... 

Cuando te acuestes en tu cama cada noche, 
cuando mires orión en el mismo lugar de siempre, 
cuando escuches nuestra canción favorita, 
cuando asistas a los lugares que solíamos frecuentar 
o simplemente cuando nuestras miradas choquen otra vez y no me brillen los ojos.

Lo recordarás, 
sabemos que sí, 
cuando notes mi ausencia 
o me veas feliz con alguien más, 
cuando te de por extrañarme 
y el arrepentimiento no te permita buscarme, 
cuando le sonrías a quien le tomas la mano por cortesía, 
cuando es mi mano realmente la que quieres tomar, 
cuando la más mínima palabra, gesto, sonido, 
lleve mi sonrisa a tu mente.

Será ahí cuando recordarás la sobredosis 
que me diste de amor y vida, 
no sé si será tarde o no, 
sólo sé que de ti, 
quizás tendré un recuerdo vago. 


A veces confío en poder olvidarte recordándote, 
cierro los ojos, 
quizás una lágrima se desliza, 
quizás dos o tres, quizás muchas, 
no las cuento, 
pero están ahí como yo, 
acabadas, 
derrotadas pero respirando, 
repitiendo una y otra vez una mentira que ni yo me creo, 
que ni el suelo absorbe, 
que ni las paredes toman en cuenta, 
que hasta tú tomarías como una broma... 
"¡olvídalo!".



Dejaste unos cuantos demonios, 
quizás pronto aprenda a manejarlos, 
los destruya o me una a ellos.

Dejaste un beso vivo en mis labios, 
una caricia en mi cintura, 
un abrazo tatuado en mi espalda, 
un sonrisa impregnada de cielo y una mirada, 
una mirada recorriendo el más recóndito lugar de mi vida, 
pero olvidaste dejar algo, 
lo más importante... 
Olvidaste dejarte a ti. 






Heyzel Fernández.