miércoles, 30 de enero de 2013

Él no es tuyo, hace mucho que dejo de serlo. Pero, él tampoco es mío.

Él quizás te mira, te mira por respeto y tanto tiempo a tu lado. Pero, él también me mira, espontáneo, tímido, dulce y seductor como siempre. 

Él quizás te toma de la mano por costumbre. Pero, él también me toma de la mano y la aprieta cuando siente que debo irme.

Él quizás te besa con cariño. Pero, él también me besa con amor, tan furtivo como un beso entre niños, con pasión, con sigilo, un beso indebido pero inevitable.

Él quizás te lleva a su casa con su familia. Pero, él también me lleva a su vida mientras vemos las estrellas, orión definitivamente no significa nada sin él.

Él quizás duerme a tu lado un par de noches. Pero, él también me hace dormir en sus brazos tras un prolongado abrazo.

Él quizás te hace el amor. Pero, él también se une a mi, crea esa mágica conexión, esa unión infinita, esa intensa energía, a veces sin tocarnos.

Él quizás estará para toda la vida en tu vida. Pero, él también estará toda la vida en mis recuerdos, en mi corazón.

Él quizás tendrá hijos contigo. Él quizás te dará la vida que siempre has deseado. Él quizás te hará el café por las mañanas, la cena cada noche, y te dará ese beso infaltable.

Yo estaré en algún lugar, recorriendo el mundo que una vez le prometí, probando el café de cada ciudad, viviendo la vida que una vez deseé, yo estaré ahí, siempre ahí, para el orden de mi desorden, del desorden de su orden.

Él no es tuyo, hace mucho que dejo de serlo. Pero, él tampoco es mío.




Heyzel Fernández