lunes, 27 de abril de 2015

Esto es una declaración de culpa.

Tal vez debería empezar esto diciendo que una vez me enamoré del idiota más idiota de todos y que aún no consigo olvidarle.


No me hacía falta brújula si tenía tus ojos

ni mapa si me dabas la mano
No me importaban las puñaladas si eran por la espalda 
y con tus brazos 
muchos menos, las balas que salían de tu boca 
más de una vez me hice herida y tú te hiciste dedo 
no parabas de tocarme, de dolerme
Pero también te hiciste dedos en otras ocasiones
y sí, tampoco parabas de tocarme
y sí, yo tampoco paraba de gemir. 

Quiero decir que aprendí a ser fuerte en medio de un derrumbe 

y justo se llamaba como tú
que me enamoré de unos escombros 
que me lamí la sangre de la piel 
que te lamí la sangre de la piel 
por eso de que la mejor cura viene de nuestra boca
pero no soy cura
ni tú creyente en milagros 
y ya ves 
reconstruir una ruina nunca fue una buena opción.

Mi cuerpo no es más que un archivo de huellas
donde las tuyas 
son las únicas que se mantienen intactas 
extraño cuando nos creíamos dueños del tiempo
y lo manejábamos a nuestro antojo
excepto cuando nos dijimos adiós.

Aprendimos a mentir juntos 
y nos mentimos 
Reinventamos el odio-amor 
y salimos odiándonos sin remedio 
con pocas reservas de amor
y con moretones en el alma 

Pero también guardamos los mejores amaneceres 

con ojeras 
desnudos 
tendidos en una cama

Guardamos la vida en una mano 

y parte de la queríamos a futuro en otra

Guardamos los poemas escritos con el lápiz de un destrozo 

y es que razón tiene Escandar
'que la poesía pague los destrozos...'
aunque a estas alturas tengo una deuda impagable.

Que te extraño, que tal vez tú a mí no.


Que te amaba por encima de todas las cosas 

que sí
que fuiste, eres y serás el amor de mi vida.

Puedo soltar las lágrimas.

lunes, 20 de abril de 2015

Nunca he sido demasiado tuya, 
de hecho, nunca he sido siquiera mía.
Nunca he cerrado los ojos para besar,
jamás he sabido qué es correrse por amor. 
Y perdón...
Pero abrázame antes de disparar.

Nunca te extrañé demasiado,

nunca te amé como decía, 
nunca me aprendí de memoria tu cuerpo, 
incluso nunca idealicé una vida contigo.

Nunca estuve en tus manos, 

siempre fui parte de los cien volando 
y es que acaso,
¿no era mi libertad por la que tanto brindabas? 

Abrázame antes de disparar, por favor,

que de tus brazos siempre han salido las mejores balas
y mira que si se trata de morir prefiero tus brazos,
que mi cama.

Te quiero, pero sin mí,

tranquilo, esta no es la primera que tomo mis maletas 
y me voy a la mierda,
así que no me detengas.
Olvida mis pasos al atravesar el quicio,
la memoria no es más que una bomba de tiempo que te explota en la cara.

Pero eso sí,
por favor, 

bésame antes de disparar.