viernes, 4 de marzo de 2016

Y ya está.


Retando a la realidad siempre he tenido un gusto particular por los días grises,

vivo en una isla donde el sol nos desampara de noche porque así lo ha decidido el universo,
no por decisión propia.

Retando a la realidad nunca me tomo el último trago de las cervezas por miedo a emborracharme, 

pero al día siguiente no recuerdo nada y voy de rodillas hasta la caja de ibuprofeno.

Retando a la realidad me subo a los buses para llegar más rápido, 

pero en el camino envidio a través de la ventanilla a aquellos que disfrutan el paisaje mientras caminan, 
poco a poco. 

Retando a la realidad todos los lunes o el primero de cada mes me propongo dejar de fumar,

los cigarros cada día son más caros y cada día fumo más.

Retando a la realidad camino cuerdas flojas lo bastante humanas como para siempre creer que puedo caer.

Y caigo. 

Retando a la realidad me despierto antes de la alarma, 

pero por los cinco minutos más, siempre llego tarde a todos lados.

Tarde, 
a todos lados, 
a todos, 
a ti.

La culpa no había sido tan amarga hasta ese momento. 

Desde entonces ya no reto a mi realidad absurda, 
soy y ya está.

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